Se ha comprobado que la mayoría de las personas con problemas de sobrepeso sufren de una intoxicación intestinal que les impide perder peso aún poniéndose a dieta.
Esto sucede porque la deficiencia de nutrientes provocado por la comida chatarra o por las dietas milagro, afectan la regulación hormonal del apetito, haciendo que se tenga más hambre cuando buscamos tener menos.
Pero, ¿cómo saber si tienes un intestino intoxicado? Los síntomas más comunes son los dolores o incomodidades abdominales, las digestiones lentas, la inflamación, contracciones involuntarias y gases. Sin embargo, son las enfermedades como diverticulosis, impactación fecal, hemorroides, fisura anal, colitis isquémica las que hacen esta situación aún más evidente.
Estas alteraciones vienen causadas mayoritariamente por un estreñimiento crónico. Un problema ocasionado por una evacuación lenta. Lo que provoca unas heces cada vez más compactas y duras. Ya que el organismo sigue acumulando y reabsorbiendo sustancias de desecho y moléculas tóxicas. Las cuáles deberían haber sido ya expulsadas del cuerpo.
Para evitar los problemas intestinales, nada mejor que llevar una buena calidad de vida. Una dieta a base de vegetales y frutas en general, con una ingesta adecuada de proteínas y una disminución (y/o eliminación) de los alimentos procesados.
Lo que es indudables es que para que una dieta haga el efecto esperado, debes hacer una limpieza previa de tu sistema digestivo y en especial de tus intestinos. Si tus intestinos no funcionan correctamente, no habrá una absorción adecuada de nutrientes, lo que te llevará a tener un apetito mayor, justo cuando intentas todo lo contrario.
Es por esto que si estás buscando perder peso y mejorar tu salud debes comenzar por una desintoxicación intestinal profunda.
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